- La compañía francesa ofrecerá cinco funciones los días 21, 23, 24 y 26, este último con sesión doble, a las 17.00 y a las 21.30 horas
- El programa estará compuesto por coreografías de George Balanchine, Jerome Robbins y Hans Van Manen
- La música, interpretada por la Orquesta Titular del Teatro del Real, bajo la dirección de Maxime Pascal, contará con la participación de las pianistas Elena Bonnay y Vesela Pelovska y del violonchelista Aurélien Sabouret
- El próximo viernes, 22 de enero, a las 20.30 horas, se ofrecerá una nueva sesión de Enfoques, en torno al Ballet de la Ópera de París, a cargo del crítico y escritor Roger Salas
Madrid, 17 de enero de 2019.- En el año que acaba de empezar la Ópera de París vivirá inmersa en las celebraciones de su 350 aniversario. En este momento, cuando la memoria rescata la trayectoria de una de instituciones más emblemáticas de la cultura europea, el Teatro Real será el primer escenario que el Ballet de la Ópera de París visitará en 2019, para ofrecer cinco funciones, entre el 21 y el 26 de enero, con la participación de algunos de sus bailarines estrella.
El programa de reencuentro con el público de Madrid estará formado por coreografías de George Balanchine, Jerome Robbins y Hans Van Manen, sin atender a un orden cronológico. Gracias a la mirada e inspiración de estos creadores, encontraremos algunos de los símbolos de identidad de una escuela que, siendo una de las más brillantes de la tradición clásica, y sin dejar de ser fiel a la misma, ha incorporado nuevos lenguajes, técnica y carácter.
El espectáculo contará con la interpretación musical de la Orquesta Titular del Teatro Real, bajo la dirección del maestro Maxime Pascal, y la participación de la pianista Elena Bonnay en Sonatine y Trois Gnossiennes, el violonchelista Aurélien Sabouret, en A suite of Dances, y la pianista Vesela Pelovska, en Rubis.
De George Balanchine, uno de los nombres más influyentes en el mundo de la danza, pionero del ballet moderno y fundador, junto a Lincoln Kirstein, del New York City Ballet, se interpretarán dos obras: Sonatine y Rubis, ambas creadas para la compañía americana e incorporadas al repertorio del Ballet de la Ópera de París.
La primera de ellas fue estrenada en la primavera de 1975 para conmemorar el centenario del nacimiento de Maurice Ravel, de cuya obra, Sonatine para piano en fa mayor, toma su nombre. Rubís, situada entre la escuela francesa y la escuela rusa, coreografiada sobre el Capriccio para piano y orquesta de Igor Stravinsky, representa América a los ojos de Balanchine, deslumbrado por los musicales de los años 30 y las improvisaciones del jazz. Esta coreografía forma parte del ballet Jewels, que pudo verse completa en 2004 en la primera visita del Ballet de París al Teatro Real.
Conocido por el gran público por sus creaciones para el musical americano con títulos como West Side Story (1957) o El Rey y yo, Jerome Robbins es uno de los más reputados coreógrafos de danza del siglo XX por ballets como los que forman parte de este programa: Afternoon of a Faun y A suite of Dances.
Su histórica coreografía Afternoon of a Faun – estrenada por el New York City Ballet en 1953- será la encargada de abrir el programa. Concebida como un encuentro casual entre dos jóvenes bailarines, envueltos por el Prélude à l’après-midi d’un faune de Claude Debussy, y con una clara mirada a la obra de Nijinsky, sigue siendo hoy en día uno de los pax de deux más apreciados por su expresividad, sensualidad y originalidad, que convierte la “cuarta pared” en un espejo donde los bailarines se miran.
El mismo carácter innovador de Robbins se encuentra en A suite of Dances, donde un violoncelista -Aurélien Sabouret en las funciones del Teatro Real-, interpreta algunos extractos de la Suite para violonchelo solo de Johan Sebastian Bach, mientras un bailarín escucha la música y se mueve de forma intuitiva. Ambos artistas interactúan comenzando con la indiferencia de una improvisación, avanzando de manera lúdica, desde la relajación hasta el estilo académico, para alcanzar una infinidad de pasos y variaciones de trayectoria, cuya la velocidad de ejecución, la hace extraordinariamente más compleja. Fue estrenada por Mihail Barysnikov en 1994 en el Teatro del Estado de Nueva York.
La producción artística de Hans Van Manen cuenta con más de 120 ballets, cada uno con una factura y una firma de trazado que los hacen inconfundibles. La claridad en la estructura y una refinada simplicidad son los elementos de una forma de creación que le han valido el nombre popular del "Mondriaan de la danza". La forma en que Van Manen retrata al hombre y a la mujer, las relaciones humanas y la sexualidad, resultan liberadores en todos los aspectos, algo que queda patente tanto en sus coreografías como en sus trabajos fotográficos.
Trois Gnossiennes, llamada así por la partitura de Erik Satie, es la más reciente de las coreografías que componen el programa y, curiosamente, la que se interpreta en la parte central del mismo. Estrenada en 1982, incorporó al repertorio del ballet parisino en 2017, con la llegada de Aurélie Dupont a la dirección. Se trata de la creación más abstracta de la noche, austera, moderna, pero poseedora de un afinado sentido del ritmo y un fraseo elocuente que recuerda la estética neoclásica de los dos maestros que le acompañan en Madrid, George Balanchine y Jerome Robbins.
Como complemento a estas importantes representaciones, el próximo viernes, 22 de enero, a las 20.30 horas, tendrá lugar en la Sala Gayarre del Teatro Real, una nueva sesión de Enfoques, en esta ocasión, en torno al Ballet de la Ópera de París, a cargo del crítico y escritor Roger Salas.
El Ballet de la Ópera de París ha visitado el Teatro Real en dos ocasiones. La primera, en 2004, para interpretar el programa completo Joyaux, de George Balanchine y, la segunda, en 2014, con la ópera danza Orfeo y Euridice, de Christophe W. Gluck, con coreografía de Pina Bausch.