News

Chaikovski en el mundo interior de Pushkin

  • Se ofrecerán 10 funciones de Eugenio Oneguin, entre el 22 de enero y el 18 de febrero, en una nueva coproducción del Teatro Real estrenada en 2020 en la Ópera de Oslo y presentada posteriormente en el Liceu de Barcelona, cosechando excelentes críticas en ambos teatros.
  • La puesta en escena de Christof Loy –que dirige su séptimo título en el Real– es, una vez más, una lectura conceptual, inquietante, honda e intimista, que deja al desnudo el alma y conflictos de los personajes.
  • Gustavo Gimeno, que asumirá la dirección musical del Teatro Real a partir de septiembre, volverá a dirigir una ópera rusa, después del gran éxito obtenido con El ángel de fuego, de Serguéi Prokófiev, en 2022.
  • Estará al frente de un selecto reparto -con Kristina Mkhitaryan (Tatiana), Iurii Samoilov (Eugenio Oneguin), Bogdan Volkov (Lenski), Victoria Karkacheva (Olga) y Maxim Kuzmin-Karavaev (El príncipe Gremin/Zaretski) en los papeles protagonistas-, que actuarán junto al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.
  • Eugenio Oneguin se grabará en una coproducción entre el Teatro Real y Mezzo para su emisión en directo en MEZZO y MyOperaPlayer el 14 de febrero a las 19.30 horas. Asimismo, Radio Clásica, de RNE grabará la ópera para su emisión posterior.
  • Se han organizado actividades culturales en torno a Eugenio Oneguin en el Teatro Real, Real Teatro de Retiro, Jardín Botánico, Museo del Romanticismo y Sala de Armas de Madrid. [ver agenda abajo]
  • Las funciones de Eugenio Oneguin cuentan con el patrocinio de la Fundación Santander.

Madrid, 14 de enero 2024 — El Teatro Real presentará, entre el 22 de enero y el 18 de febrero, 10 funciones de  Eugenio Oneguin, de Piotr Ilich Chaikovski, en una nueva coproducción estrenada en 2020 en la Ópera de Oslo y presentada posteriormente en el Liceu de Barcelona, cosechando un gran éxito en ambos teatros.

Eugenio Oneguin es una novela introspectiva, reflexiva y confesional escrita íntegramente en verso por Alexandr Pushkin (1799-1837), con un narrador omnisciente, amigo del protagonista, que describe su corta y atribulada vida con una distancia crítica, analítica e irónica inspirada, en gran medida, en las peripecias vitales del propio escritor que, como el poeta Lenski en las páginas de su libro, moriría prematuramente en un duelo.

Cuando Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893) decidió componer una ópera sobre Eugenio Oneguin, la obra de Pushkin era ya venerada como un monumento de la literatura rusa, precursora de las grandes novelas de Gógol, Turguénev, Dostoievski o Tolstói. Con enorme respeto y admiración, el compositor utiliza en el libreto fragmentos literales de la obra, omite y cambia algunas escenas y transforma en música la complejidad de los personajes, a los que trata con compasión, comprensión y ternura, distanciándose del sarcasmo crítico de la obra literaria.

El origen y composición de la ópera están ampliamente documentadas a través de la ingente correspondencia de Chaikovski, que da cuenta de cómo se entrelazan las vicisitudes de los personajes con los episodios de su propia vida.

La trama, muy sencilla, esconde los conflictos internos de los protagonistas, víctimas, todos ellos, de un contexto social implacable y hostil del que no logran liberarse. Tatiana, joven culta y melancólica de una familia hacendada, se refugia en la literatura para trascender la abulia de la vida rural. Un día conoce a Oneguin, estereotipo del héroe romántico -dandi, intelectual, seductor, ególatra, sarcástico y rebelde-, al que confiesa su amor en una carta apasionada a la que Chaikovski da voz con la poesía de Pushkin, creando una de las más bellas -y más largas- arias del repertorio lírico romántico.

Oneguin desprecia los sentimientos de Tatiana y coquetea con su hermana Olga, una ingenua pizpireta provinciana, provocando los celos de su prometido Lenski, poeta y gran amigo suyo al que acaba matando en un duelo. A partir de entonces, Oneguin deambula sin rumbo, cargando con su hastío y su culpa hasta a cruzarse de nuevo, años más tarde, con Tatiana. Ahora la ingenua joven que conoció se ha convertido en una mujer glamurosa, refinada y atractiva, esposa del príncipe Gremin, a la que expresa su tardío amor, siendo finalmente repudiado por ella, que decide ser fiel al marido.

Desde su génesis Chaikovski pensó en componer una obra sincera e intimista para cantantes jóvenes, capaces de mimetizarse con los personajes, alejados de los divos, fastos y oropeles de los teatros de ópera. Denominada como “escenas líricas en tres actos y siete cuadros”, la ópera se estructura sobre dos mundos diferenciados por la música: el campo, evocado desde el inicio por canciones tradicionales, antífonas ortodoxas y danzas folclóricas con una textura instrumental fluida, nostálgica y sugerente, y la ciudad de los salones burgueses, con el vals, la polonesa o la mazurca, y una orquestación más densa, rica y contrastante.

Entre estos dos mundos se desarrollan los encuentros y desencuentros de los cuatro protagonistas, emparejados con tesituras discordantes -Oneguin, barítono, y Tatiana, soprano; y Lenski, tenor, y Olga, mezzosoprano- que sugieren la imposibilidad de un amor recíproco y verdadero.

Para el director de escena Christof Loy -que en el Real ha dirigido Ariadne auf Naxos (2006), Lulu (2009), Capriccio (2019), Rusalka (2020), Arabella (2023), La voz humana y La espera (2024)-, los tres actos de la ópera rompen su estructura de simetrías -dos hermanas, dos parejas, dos ancianas, dos paisajes, dos cartas, dos bailes…- que su dramaturgia recupera dividiendo la ópera en dos partes con distintas escenografías, protagonistas y temáticas: la primera, con un decorado casi cinematográfico, representa la soledad buscada (estar solo); en la segunda, con una estancia cerrada por un muro blanco, los protagonistas sufren con la soledad que los enfrenta a sí mismos (sentirse solo).

La música emocional de Chaikovski, con algunas de las páginas más inspiradas de la ópera romántica, nos llegará bajo la batuta de Gustavo Gimeno, que vuelve a dirigir una obra maestra del repertorio lírico ruso en el Teatro Real, después del gran éxito obtenido con El ángel de fuego, de Serguei Prokófiev, en 2022. Estará al frente de un fantástico reparto con la soprano Kristina Mkhitaryan (Tatiana), el barítono Iurii Samoilov (Eugenio Oneguin), el tenor Bogdan Volkov (Lenski), la mezzosoprano Victoria Karkacheva (Olga) y el bajo Maxim Kuzmin-Karavaev (El príncipe Gremin / Zaretski) en los papeles protagonistas, que actuarán junto al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.

Eugenio Oneguin siempre se ha programado en Madrid con compañías invitadas, con sus propios solistas, coro y orquesta: en el Teatro de la Zarzuela, en 1972 (con  el Teatro Nacional de Sofia) y en 1981 (con el Teatro Kirov de Leningrado) y en el Teatro Real, en 2010, con el Teatro del Bolshói, en la producción de Dmitri Tcherniakov. Será la primera vez que la ópera se presenta con una producción propia, en coproducción con la Ópera de Oslo y  el Liceu de Barcelona, volviendo al escenario del Teatro Real 15 años después, ahora con la participación de sus cuerpos estables.

También volverá Alexandr Pushkin entre el 30 de abril y el 11 de mayo, con siete funciones de la ópera El cuento del zar Saltán, de Nikolái Rimski-Kórsakov, creada a partir del poema homónimo de este grandísimo escritor, que inspiró a los más importantes compositores rusos, de Chaikovski, Glinka y Musorgski a Rachmáninov y Stravinski.